La personalidad y sus características y cualidades

Personalidad, caracteristicas de la personalidad

QUÉ ES LA PERSONALIDAD Y CUÁLES SON SUS CARACTERÍSTICAS.

Características y cualidades de la personalidad

La etimología de la palabra persona tiene su origen en la lengua griega, significando etimológicamente «máscara», es decir, algo asumido, que no es propio de uno, algo que no es sustancial sino añadido.

Una de las características de la máscara en el teatro antiguo era su permanencia, su fijeza, por eso probablemente se adoptó el término personalidad ya que durante un largo período de tiempo, se consideró que era algo inmodificable, pensamiento que finalmente fue descartado.

Qué es la personalidad

La personalidad es una organización dinámica, en el interior del individuo, de los sistemas psicofísicos que determinan su conducta y su pensamiento característicos, por lo que la personalidad es de naturaleza cambiante, con una serie de características a tener en cuenta:

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• Que es algo interno, no de apariencia externa.
• Que no es exclusivamente mental, ni exclusivamente neurológica sino que su organización exige el funcionamiento de mente y cuerpo como unidad.
• Que los sistemas psicológicos son tendencias determinantes que dirigen y motivan la acción.
• Que la conducta y el pensamiento son característicos de cada individuo, y que en ellos se refleja su adaptación al ambiente, a la vez que son formas de acción sobre él.

¿Cómo y cuándo se construye la personalidad? Cualidades de una personalidad

En la génesis de toda personalidad se encuentran elementos de origen hereditario y elementos de origen ambiental. La herencia proporciona una constitución física y una dotación genética, mediante las cuales se va a captar el mundo y a responder ante él.

El ambiente proporciona elementos de interpretación, pautas para dar significado a los estímulos, y determinar nuestras formas de respuesta. La influencia simultánea de lo hereditario y lo ambiental a través del tiempo y del espacio, van dando origen y determinando las cualidades de la personalidad.

El individuo no nace con una personalidad determinada, sino con cierta dotación que condicionará, en parte, el desarrollo posterior.

La personalidad se conquista, se hace, se construye. Las condiciones heredadas se complementan y transforman a través de la experiencia, el aprendizaje, la educación, el trabajo, la fuerza de voluntad, la convivencia y el cultivo de la persona.

Qué es la personalidad

Partiendo de lo expresado, los elementos que constituyen las cualidades de una personalidad son tanto factores heredados como aprendidos:

1. El temperamento, que se refiere a la forma natural o biológica que tenemos de relacionarnos con el medio y que por tanto es heredable, innato e inmodificable.

2. El carácter, que etimológicamente proviene del griego y significa «marca» o «sello» es el que determina formas constantes y típicas de actuar de una persona. Se va configurando durante nuestras etapas evolutivas de infancia-adolescencia mediante la interacción con el contexto social, con nuestras vivencias, experiencias y que por tanto es adquirido, modificable y educable.

3. La inteligencia, concepto abstracto en el cual confluyen una serie de elementos que tiene que ver con el aprendizaje, la adaptación a situaciones nuevas, la solución de problemas, el proponerse fines, la capacidad de valoración y autocrítica. Sabemos que cada persona se adapta a la realidad de una manera diferente, entonces la inteligencia es una forma de interactuar con el mundo, una forma de comportarse y actuar, de vivir: es, si así quiere decirse, una forma de ser.

4. Status y Roles sociales, la personalidad de un individuo se halla moldeada por el rol y el status que ocupa en la sociedad. Todo individuo tiende a encuadrar su personalidad de acuerdo con la posición y el papel que desempeña en la sociedad. Se produce una interrelación mutua: el status y el rol exigen un comportamiento determinado del individuo, y éste imprime ciertas características de su personalidad, a su actuación.

En cuanto, al cuándo de esta construcción de la personalidad, podríamos decir que cuanto más pequeños somos, mayor plasticidad y adaptabilidad tiene nuestro cerebro y por tanto, mayor capacidad tiene para adaptarse y aprender.

Es por ello, por esa plasticidad, por la que los años de la infancia son años en los que se va forjando la estructura de una personalidad, que en la adolescencia terminará por coger forma, y en la edad adulta estará configurada.

Por otra parte, acontecimientos y eventos que provocan un impacto emocional muy alto o impactos emocionales de menor nivel pero de gran frecuencia en la vida del niño o la niña, son las experiencias de aprendizaje.

No son iguales experiencias de cuidado o de abuso, de atención o de abandono, de afecto o de vergüenza pública, conversaciones o gritos, tiempo de calidad o de ausencia, un clima familiar ansioso o uno equilibrado…etc.

El cómo fuimos mirados, cuidados, queridos o atendidos de forma continuada a lo largo de los años que conforman nuestra infancia es de lo más determinante en la construcción de nuestra personalidad.

Es importante señalar que este proceso de configuración de la personalidad, ni es instantáneo ni tiene una edad fija. En cada persona, sus acontecimientos vitales y los procesos de aprendizaje determinarán distintos tiempos.

Tenemos la tendencia a etiquetar, a reducir a categorías, probablemente para manejar mejor conceptos que nos inquieta que sean demasiado flexibles o cambiantes para lo que estamos dispuestos a tolerar y esto sucede también en el ámbito de la personalidad. Podemos precipitarnos al etiquetar o prejuzgar antes de tiempo, tendencias que no siempre llegan a cristalizar.

En todo caso, se entiende que a partir de los 18 a 20 años, la forma de ser de cada persona tenderá a permanecer estable a lo largo del tiempo y ante distintas situaciones. De aquí nos pueden surgir varias dudas que estaría bien poder reflexionar:

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¿Esto quiere decir que si esas tendencias que tenemos para afrontar las dificultades demuestran ser poco o nada efectivas, no nos queda más remedio que seguir tropezando en los mismo errores? ¿Cómo ya está construida mi personalidad no puedo hacer nada para cambiarla?

Veámoslo con una metáfora:

“La estructura de nuestro edificio está hecha: con nuestra personalidad hemos conseguido protegernos, sobrevivir y hemos aprendido a relacionarnos, desde la infancia, con el mundo que nos rodea. Lo que en su día aprendimos para conseguir avanzar, para resolver una dificultad, si ha resultado válido, lo utilizaremos de nuevo ante un acontecimiento o dificultad parecida».

Que el edificio esté construido, no significa, ni que esté terminado, ni que no podamos hacer una pequeña o incluso una gran reforma. Tal vez, hay un estilo en el edificio, pero hay muchas versiones de un mismo estilo arquitectónico.”

entonces qué es la personalidad, como ya hemos reflexionado anteriormente, la personalidad es algo dinámico, algo cambiante a pesar de sus aspectos fijos, y aunque es algo que todavía está sujeto a hipótesis, parece lógico pensar que la estructura de nuestra personalidad es suficientemente robusta para no cambiar de un año para otro, pero no tan rígida como para ser infranqueable al paso de las nuevas experiencias de aprendizaje que puedan irse presentando.

Problemas de personalidad

¿Qué hace falta para pasar de un rasgo “normal” a un trastorno de personalidad?

Se baraja la posibilidad de recurrir a un posible diagnóstico de un trastorno de personalidad cuando los rasgos que presenta la persona son inflexibles y desadaptativos y ademas, provocan malestar subjetivo o deterioro en las principales áreas de vida de la persona. A tener también en cuenta:

• Ser un patrón permanente de experiencia interna o personal y de comportamiento que debe alejarse acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto. Por tanto, este juicio está mediado por lo que se considera “normal” o “anormal” en el contexto sociocultural en el que vive el sujeto, aunque ese comportamiento en otras culturas sea algo considerado como “normal”.

• Ser un fenómeno generalizado (debe darse en una amplio espectro de situaciones personales y sociales),poco flexible y estable en el tiempo.

• Iniciarse al menos en la adolescencia (etapa que señalamos como fundamental en párrafos anteriores para la cristalización de la personalidad) o en la edad adulta temprana.

Sin entrar a considerar perfiles de trastornos de personalidad ni la sintomatología clínica que les acompaña, lo que es importante transmitir teniendo en cuenta la parte menos funcional de la personalidad, es que un trastorno solamente se puede aplicar en una persona en el momento que presenta los rasgos inflexibles, rígidos y significativamente disfuncionales, debido a los cuales, la persona alberga un sufrimiento y una des-adaptación en su cotideanidad.

Psicoterapia y personalidad

Somos el resultado de nuestra historia vital, por lo que nuestra observación tierna hacia nosotros mismos, asumir nuestro entramado psíquico y especialmente el poder entender y darle su sentido, es esencial para nuestro propio conocimiento de nuestra personalidad y de sus propias tendencias.

En nuestro equipo de Cepsim, acompañamos en el proceso íntimo de descubrir la personalidad y aquellos aspectos de ésta que nos puedan limitar, con el objetivo de poder trabajar y aprender a ser menos rígidos, modular nuestra exigencia, manejar nuestros impulsos y expresar nuestras emociones desde otro lugar.

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Autora: Mar Argüello

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