La venganza: los procesos psicológicos y emocionales

la venganza

Características de la venganzas y las personas vengativas

¿Qué nos pasa cuando nos hacen daño?

¿Qué nos protege de llevar a cabo una venganza?

 

La venganza

Todos hemos tenido la necesidad de vengarnos de un daño que alguien nos ha causado en algún momento de nuestra vida. El tópico “ojo por ojo, diente por diente” tiene mucho sentido.

La venganza nos da una falsa sensación de justicia ante lo que ha pasado. La venganza consiste en hacer daño al otro con el objetivo de disminuir el sufrimiento propio.

A pesar de que todo el mundo pasa por esa etapa de fantasía en algún momento, son muy pocos los que terminan el proceso de la venganza realmente, ya que la ira va disminuyendo y entran en juego la razón, nuestra capacidad de empatizar con el otro y nuestro control de impulsos, que nos salvan de ejecutar la agresión vengativa.

La venganza es una agresión no siempre premeditada, que sirve para satisfacer el deseo de hacer daño a otra persona.

Tanto la persona que está 20 años en la cárcel planeando cómo hacer daño a la persona que provocó que le encerraran como al hombre o mujer que asesina a su pareja por encontrarle en la cama con otra persona son actos de venganza.

En todo el proceso están involucradas muchas emociones. La primera de todas el dolor: la venganza siempre va a venir a causa de sufrir un daño provocado por otra persona. La segunda es la ira hacia esa persona que ha infligido el daño.

Además, esta acción está muy marcada porque tiene un objetivo claro, infligir el mismo sufrimiento que ha causado esa persona.

Hay una tendencia a creer que la venganza alivia, repara el daño o calma estas emociones desagradables, cuando la realidad es totalmente la opuesta.

A través de la violencia es muy difícil reparar el daño, la forma sana y real de hacerlo sería a través de la justicia, de una forma legal, aunque este ámbito no siempre acompaña a las necesidades de cada persona.

¿Cuáles son los mecanismos que nos detienen realmente de completar el proceso de la venganza?

Hay varios factores muy importantes que nos protegen de satisfacer esos deseos de herir a otra persona.

Gestión emocional. Es normal sentir ese dolor y esa ira al ser dañados. La clave en este caso es qué hace cada persona con esas emociones, cómo las saca de una forma adaptativa y no violenta, sin herir a nadie.

Si focalizamos correctamente esa ira, a través de ejercicio físico, por ejemplo, poco a poco irá disminuyendo y no tendrá tanto protagonismo. Además, a medida que esto va pasando, va tomando espacio otras emociones como puede ser el miedo a las posibles consecuencias de llevar a cabo la venganza.

la venganza

Además, hay un proceso de aceptación del daño o de la pérdida que debe ser atravesado también. Si ante un fallecimiento por atropello, por ejemplo, la persona se queda enganchada en la negación de la pérdida y no avanza en su proceso de duelo, es más probable que lleve a cabo la venganza.

El rencor aparece cuando esa ira no ha sido resuelta y no ha podido aceptar el daño y avanzar. Se ha quedado estancada en ello y no es capaz de olvidarlo y perdonar.

Cuando el rencor está presente, implica que esa personase ha quedado anclada en el pasado, lo que provoca un sufrimiento constante. Este estado aumenta la inseguridad de la persona que lo está viviendo.

La empatía. Es la capacidad que tenemos para ponernos en el lugar del otro. Nos ayuda a entender y aceptar cómo se ha producido nuestro daño y las consecuencias que tendría una supuesta venganza, tanto para nosotros, como para el agresor y su círculo.

Esta capacidad se puede ver difuminada ante emociones muy intensas. Por eso es tan común que todos tengamos esas ganas de venganza de forma inicial y luego vayan desapareciendo.

Esta no es una capacidad que tengamos todos ni que esté desarrollada por igual. De hecho, hay personas con ciertas patologías que carecen de ella.

Esto no implica que vayan ejecutando venganzas día sí y día también, sino que pueden ser más propensos a ello, aunque en estos casos hay que tener en cuenta también el resto de los factores.

Otros mecanismos para prevenir condctas vengativas

Racionalizar. Esta es una capacidad que también se difumina ante emociones muy intensas. Por eso es tan importante poder hacer una buena gestión de la ira y el dolor inicial.

Una vez la razón entra en la ecuación, se puede parar a analizar la situación, las causas y las consecuencias de sus actos y los de los demás. Además, con la razón vienen los principios morales y éticos de cada uno, que ayuda a marcar los límites como suele ser “no agredir a otros”.

Tener un pensamiento más flexible y tolerante ayudar a entender, aceptar y superar la agresión sufrida y, por tanto, disminuir ese deseo de venganza.

Control de impulsos. La capacidad para controlar los impulsos es muy importante. Es decir, si la persona es más impulsiva, le va a costar más realizar un proceso sano en el que se retire para gestionar sus emociones de una forma no violenta y que entre la razón en juego.

Básicamente que pueda avanzar en todo el proceso que hemos comentado.

La tendencia a la violencia que tenga la persona también es importante, cuando menor sea, más fácil le resultará no agredir a la otra persona desde un inicio.

Si la persona tiene aceptado que pegar a otros se puede hacer, la razón y el control de impulsos poco tendrán que hacer realmente.

Muchos son los factores que juegan un papel importante en la ejecución de nuestra propia vendetta personal. Llegar a completar la venganza implica la falta de todos ellos o de prácticamente todos.

La mayoría de ellos podemos aprender a gestionarlos de una forma más adaptativa, por nuestra cuenta o con ayuda profesional.

Puedes conocer cómo son las personas narcisistas entrando en este artículo

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Autora: Elena Capelo

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