¿Estar solo o sentirse solo?

Tipos de depresión

El ser humano es un ser social, y como tal, necesita estar rodeado de gente para sobrevivir. Por lo general, pasamos entre el 70% y el 80% del tiempo con otros, haciendo que nos sintamos más felices cuando se está en compañía que en soledad.

 

La Soledad en compañía

Esta necesidad de sentirse acompañado o sentirse perteneciente a un grupo/colectivo es un fenómeno que tiene lugar independientemente de la cultura o la edad. Tan necesario es para nosotros que se ha llegado a considerar la falta de contacto humano como una experiencia dolorosa, teniendo como consecuencia sentimientos de soledad, ansiedad, depresión y enfado.

Quizá se necesite entender primero que es lo que denominamos comúnmente como soledad. Se entiende como soledad la experiencia emocional desagradable que nos acompaña cuando percibimos que nuestras necesidades sociales no están cubiertas, ni en cantidad ni en calidad, viviéndolas como insuficientes o deficientes.

Esto sucede cuando no hay una coherencia entre las relaciones sociales que una persona tiene y las que le gustaría tener, siendo, por lo tanto, una experiencia enteramente subjetiva, es decir, que depende de la percepción de cada persona.

En este sentido, este concepto de soledad no hace referencia al estar solos de manera objetiva/física, si no a sentir esa soledad en un nivel emocional. Hay personas que no sienten esa soledad pese a tener una vida social limitada, y hay personas que sienten esa soledad pese a estar constantemente rodeados de gente.

Por tanto, la valoración que yo hago, y la percepción que tengo, es la que va a condicionar que ese sentimiento de soledad sea mayor o menor.

soledad y compañia

Ahora bien, ¿cuáles son los factores que más afectan a esta percepción y cómo los detecto?

 

  • La satisfacción que tienen nuestras relaciones. Sentirse en paz y plenitud con los diferentes grupos o personas que compartamos experiencias, sintiéndonos entretenidos, escuchados, comprendidos, valorados y tenidos en cuenta.
  • La aceptación social. “Te tomas las cosas demasiado enserio”, “Siempre estas enfadada”, “Eres un desastre” … Estos son ejemplos de lo que significa estar en un grupo donde la mirada que tienen hacia ti no es de aceptación, teniendo como consecuencia que aumente la percepción de soledad.
  • La cercanía de la gente con la que interaccionamos. Podemos estar rodeados de muchas personas pero que esas relaciones no nos aporten, no nos hagan sentir cómodos, acompañados. Imaginaos trabajar en un supermercado o en un mostrador, seguramente vayáis a estar rodeados de personas, interaccionando todo el día, sin embargo, no hay cercanía emocional en esas relaciones.
  • La concepción que tenemos y las interpretaciones que hacemos de nosotros y de los demás. Tener una imagen de nosotros mismos como: “Soy una persona aburrida” o “No tengo nada que aportar nunca” repercute en nuestra forma de interaccionar y de interpretar nuestras relaciones sociales. Pensamientos como: “Seguro que cuando voy piensan: ya está aquí otra vez” o “Siempre que voy al plan, Andrea y Pedro dicen que no pueden, seguro que es que no quieren quedar cuando voy yo” pueden contribuir a que nos sintamos más solos, y decidamos poner distancia en un momento determinado.
  • Nuestras expectativas. Finalmente, un factor importante que afecta a nuestra percepción tiene que ver con las expectativas y creencias que tenemos sobre cómo deberían ser nuestras relaciones. Sentir que no tienes vida social por no tener planes un sábado, o considerar que alguien no es un buen amigo si no antepone siempre las mis necesidades a las suyas son algunos ejemplos.
clasificación de los tipos de depresión

En línea con lo recién mencionado, actualmente vivimos todo lo relacionado con estar solos como algo negativo, propio de una persona con recursos sociales insuficientes o una persona introvertida. Sin embargo, la realidad es que podemos estar solos mucho, pero sentirnos en plenitud. Esto ha contribuido a que los posibles beneficios relacionados con el disfrute de experiencias solitarias se hayan pasado por alto, no reconociendo la importancia de satisfacer otro tipo de necesidades como la individualidad o la privacidad, las cuales se satisfacen en soledad.

Hay muchos motivos a la hora de pasar tiempo solos, y es importante diferenciar las diferentes experiencias de soledad física.

Se deben diferenciar aquellas experiencias de soledad buscada de aquellas que no lo son, y distinguir la motivación que nos lleva a querer buscar este tiempo a solas para poder predecir el bienestar o el malestar que este nos va a generar. Para esto, un primer paso sería preguntarse:

¿Soy yo el que de manera voluntaria estoy eligiendo estar solo? ¿Con qué finalidad quiero estar solo? ¿Es el ambiente el que me obliga a hacerlo? Podríamos identificar tres grandes escenarios:

  • Soledad voluntaria para dedicarme tiempo a mí. “Iniciar una actividad como pintura o música, elegir ver una serie de Netflix porque necesito descansar…”.
  • Soledad voluntaria, pero con la motivación de evitar conectar con algún malestar. “Cada vez que voy al grupo de amigos me siento un poco incómoda y fuera de lugar, así que prefiero quedarme en casa”.
  • Soledad no voluntaria. “Ver una serie en Netflix porque no tengo a nadie con quien quedar”.

No es lo mismo buscar tiempo a solas para potenciar mi creatividad o mi búsqueda de reflexiones que buscarlo con el fin de evitar el malestar o el rechazo que sentimos en determinadas situaciones sociales, siendo muy diferente la sensación de control que tengo sobre la situación, al igual que los beneficios. Por tanto, sería interesante hacer una introspección con la finalidad de identificar si la soledad que elijo es voluntaria y beneficiosa, voluntaria para evitar sentirme mal o involuntaria.

Un estado de aislamiento caracterizado por un distanciamiento voluntario, temporal, y potencialmente constructivo puede resultar en:

  • Un crecimiento personal.
  • Desarrollar la capacidad de resolución de problemas.
  • Fomentar la creatividad, la autoreflexión, la concentración y autonomía.
  • Mejorar la autorregulación, la formación de la identidad y la capacidad de aprendizaje.

Si en algún momento sientes que la soledad te está produciendo sensaciones negativas o emociones desagradables te recomiendo pedir ayuda psicológica, para revisar y transformar la percepciones y expectativas que tienes a nivel social y las posibles consecuencias que puede estar teniendo en ti. 

Si estás leyendo este articulo y te reconoces o reconoces con este problema, puedes ponerte en contacto con nuestro centro

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Autora: Raquel Pardeiro

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