TRAUMA POR VIOLACIÓN

EL TRAUMA DESPUÉS DE UNA VIOLACIÓN

Las consecuencias psicológicas del trauma por violación

Una violación es un ataque directo al sentimiento de seguridad de una persona, es una de las peores “experiencias” que se pueden sufrir en la vida y que hacen que todo cambie. Donde se ve atacada una de las esferas más íntimas de la persona, la sexualidad, independientemente del grado de violencia.

La violación puede vivirse de manera brusca o continuada y genera muchísimo terror y miedo por sufrir un grave daño físico o incluso la muerte. Además, produce sensaciones de desesperanza, impotencia e indefensión en cuanto a la incapacidad para escaparse o evitar la agresión.

La situación emocional que vive una víctima de violación es de tanta vulnerabilidad que las capacidades psicológicas que normalmente se tienen para afrontar situaciones difíciles quedan totalmente incapacitadas.
 
Son muchas las consecuencias psicológicas que el trauma por violación deja en la víctima de manera inmediata e incluso persistiendo a lo largo del tiempo.
 
En un inicio, la primera sensación es de irrealidad, de no poder encajar lo que ha sucedido, de decirse a sí misma “esto no puede haberme ocurrido”, de dejarte en un estado de shock total. Después de una agresión sexual se vive mucha confusión y desorientación.
 
Suelen aparecer sentimientos de mucha rabia y mucha tristeza, acompañados de un intenso miedo de lo que ha sucedido.

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La vergüenza y la culpa también suelen aparecer en el trauma por violación. La vergüenza por contar lo sucedido, por ser la persona que lo ha vivido, en muchas ocasiones el silencio se produce por el miedo a la respuesta del otro, por compartir algo que no nos hace sentir bien. La culpa aparece para dar a veces respuesta a lo que ha sucedido, culparse por no haberlo podido evitar, por no haber tenido el control de la situación…

La vergüenza y la culpa son emociones muy dolorosas e imposibles de evitar en muchos casos y que hacen que el malestar se incremente, cuando es evidente que una víctima nunca es la responsable de lo que ha sucedido.
 
A lo largo del tiempo, el trauma puede afectar de manera diaria en la falta de concentración y en la capacidad para tomar decisiones. Suelen aparecer síntomas de nerviosismo, ansiedad, estar en un estado constante de preocupacióndepresióndesesperanzapocas expectativas de futurodisminución de las actividades placenterasaislamiento en las relaciones, problemas en el sueño, pérdida de la autoestima…
 
A una de las áreas que con más intensidad suele afectar y durante más tiempo es a la sexualidad, con problemas de excitación, de deseo, mucho temor y evitación de las relaciones sexuales e incluso víctimas que debido al trauma pasan a tener relaciones sexuales de manera compulsiva y descontrolada.
 
Algo que genera muchísima angustia e indefensión a una víctima con trauma por violación es la reexperimentación de manera recurrente de la agresión en forma de pensamientos, recuerdos o pesadillas en sueños. Es el conocido Trastorno por Estrés Postraumático.
 
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Existen, además, una serie de daños que no son directos de la agresión, pero sí consecuencia de ella y que hacen que el trauma se agrave. Como son el contacto con jueces, fiscales y policías para obtener de la víctima una declaración, las pruebas biológicas por parte de los médicos forenses, los reconocimientos médicos, incluso el cuestionamiento de su testimonio basado en la presunción de inocencia del agresor. Son todos aquellos daños derivados del proceso judicial y del entorno social.
 
Por ello, es muy importante que la intervención a la víctima (psicológico, médico, policial…) se haga con extrema sensibilidad de cara a poder minimizar todo el daño posible de las secuelas derivadas de la agresión.
 
Es muy difícil saber qué hacer cuando se es víctima de una violación. No existe una fórmula mágica que reconforte a la persona agredida, pero sí existen algunas recomendaciones que facilitan la gestión de esta situación. Poder contar con una red de apoyo, donde sentirse acogida con empatía, sin juicios, donde no sentirse cuestionada y donde poder comprender que ha sido una víctima y que no es responsabilidad de ella ni de sus actos.

A lo largo del tiempo, será muy importante que la persona pueda ir poniendo la mirada en el resto de sus áreas vitales, no tener únicamente el foco centrado en el trauma, no sentirse únicamente inundada por el trauma. Para poder integrar un evento de esta magnitud dentro de la historia vital se necesita mucho tiempo, hay que ir poco a poco, ya que el trauma más dañino es el trauma humano, el daño ocasionado por el otro en nosotros y esto genera mucha desconfianza en el vínculo con los otros. El apoyo y acompañamiento psicológico puede ser un buen recurso para poder recorrer este duro y largo camino.

“No estás sola”
Autora: Cristina Pineda


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