Qué es la fibromialgia y su tratamiento

Qué es la fibromialgia y cómo es su tratamiento

¿Qué es la fibromialgia?

La fibriomialgia es un trastorno caracterizado por dolor musculoesquelético, general por todo el cuerpo, y específico en determinados “puntos gatillo” donde se sufre más intensamente. Está asociado a fatiga y mala tolerancia al esfuerzo físico, así como a sueño de mala calidad. Los síntomas empeoran con el cambio de tiempo, el frío, los cambios hormonales, las emociones desagradables, el estrés y el ejercicio físico y la actividad cuando es mayor a la que se realiza habitualmente.

Es un problema que afecta principalmente a mujeres, especialmente alrededor de los 50 años. Su gravedad varía entre los pacientes, y los síntomas cambian según el momento del día. Se trata de una enfermedad crónica, pero no es degenerativa ni supone una amenaza para la vida. Sin embargo, es incapacitante porque la persona deja de realizar actividades importantes para su vida y su desarrollo físico y psicológico.

La causa es desconocida, pero los últimos estudios apuntan a un problema en la regulación del dolor a nivel cerebral: un defecto en la interpretación del dolor, que hace que el cerebro perciba las sensaciones táctiles y normales como dolorosas. Es decir, se trata de personas más sensibles al dolor.

 Además, se han identificado ciertos desencadenantes como haber sufrido un traumatismo, infección viral o bacteriana, estrés psicológico u otras enfermedades como artritis reumatoide o lupus. Sin embargo, actualmente no hay formas de prevenirla; no obstante para personas con antecedentes de la enfermedad, es aconsejable una vida poco estresante, no fumar y una nutrición adecuada.

¿Cómo detectar la fibromialgia?

Los primeros síntomas son la fatiga, la alteración del sueño, además del dolor generalizado, que dura más de tres meses. A raíz de estos síntomas, la persona puede tender a aislarse en casa y reducir su actividad física como estrategia para el manejo del dolor, lo que puede acabar generando una depresión por la falta de actividades placenteras. En este sentido, se trata de un trastorno asociado con depresiónansiedad, y problemas de memoria y concentración; que afecta a la calidad de vida de la persona.

Es importante para la detección acudir al médico, quien realiza una Resonancia Magnética y el test de los 18 puntos, realizando presión en varios puntos por el cuerpo, a fin de diagnosticarla. Una vez diagnosticada, el tratamiento de la fibromialgia combina tratamiento farmacológico (analgésicos, y en ocasiones antidepresivos), terapia física (ejercicio físico no fatigante) y terapia psicológica para el manejo del dolor y los síntomas de ansiedad y depresión relacionados con la enfermedad.

¿Cómo puede ayudarte un psicólogo a afrontar el problema de la fibromialgia?

Si nos paramos a pensar que es una enfermedad relacionada con el dolor, cabe preguntarse: ¿qué es el dolor? Cada persona tiene su propia sensibilidad y umbral de tolerancia al dolor. Tiene un componente físico, pero también es una experiencia subjetiva que también implica las emociones que genera ese dolor (enfado, miedo, tristeza, culpa) y creencias respecto al dolor (si lo podemos manejar, qué se puede hacer para aliviarlo, cuánto durará, si es soportable o no, etc).

Las emociones y creencias pueden hacer que el dolor se perpetúe, una vez la señal física de dolor se ha desactivado: por ejemplo, creencias como “este dolor no va a parar, siempre igual, no puedo hacer nada para calmarlo” o respuestas de ansiedad , ira o miedo lo mantendrán por más tiempo y con mayor intensidad. Por tanto, el psicólogo puede ayudar a modificar las emociones y creencias que perpetúan el dolor.

De este modo, el tratamiento psicológico está orientado fundamentalmente al manejo del dolor, mediante técnicas como el biofeedack, la relajación, la hipnosis y la redistribución de la actividad cotidiana. Una persona con fibromialgia suele concentrar toda su actividad en los momentos donde no siente dolor, mientras que cuando siente dolor se queda aislada.

Esta estrategia para adaptarse al dolor no es muy útil porque precisamente una alta actividad puede precipitar una crisis; por lo que se enseña a las personas a equilibrar su actividad. Por otro lado, la hipnosis y relajación se emplean para generar analgesia que disminuya la intensidad del dolor, hacer más tolerable la sensación de dolor y ganar control sobre él y sobre la fibromialgia.

Si quieres conocer más sobre las técnicas de hipnosis, pincha en el siguiente enlace: qué es la hipnosis y Hipnosis clínica: mitos y realidades

Además, el psicólogo pude intervenir sobre los síntomas secundarios de la fibriomialgia: ansiedad, depresión, sentimientos de incertidumbre y falta de control, problemas de sueño, disminución de la actividad, y aislamiento; que empeoran la enfermedad en un círculo vicioso. Por ejemplo, el estrés cotidiano derivado de conflictos con personas importantes puede traducirse en tensión física que rápidamente generará dolor en una persona con fibromialgia.

Por ello, el aprendizaje de un adecuado manejo del estrés favorece la reducción del dolor. Además, también la inactividad física como estrategia para el manejo del dolor dificulta que la persona pueda realizar actividades placenteras, y por tanto impide sentimientos de bienestar, placer y disfrute. En ese sentido, el tratamiento psicológico tiene el objetivo de generar una rutina de actividades placenteras donde la persona pueda equilibrar sus sensaciones positivas y negativas, favoreciendo la adaptación a la vida cotidiana y disminuyendo la incapacidad.

También una regularidad en el sueño favorece el estado de ánimo. Por último, es importante intervenir sobre los sentimientos de falta de control que tiene una persona con fibromialgia, por la sensación de que la enfermedad es sobre-venida, y no hay nada que pueda hacer. En realidad, las estrategias para el manejo del dolor mejoran la sensación de control sobre el problema y el estado del ánimo, frente a la inactividad, aislamiento y focalización en el dolor que lo empeoran.

Si quieres saber más sobre la fibromialgia y el dolor crónico entra en este enlace

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Autora: Candela Molina
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