Personas que sienten miedo al fracaso: Cómo superarlo

MIEDO AL FRACASO: CÓMO INFLUYE EN LA VIDA DE LAS PERSONAS

Qué es el miedo al fracaso

El miedo al fracaso es uno de los grandes sufrimientos de nuestro tiempo, del contexto sociocultural actual, dónde existe una clara competitividad, dónde se alaba el éxito, el triunfo, dónde lo que se celebra es ser el mejor por encima del trabajo en equipo. Vivimos en una sociedad donde no se tolera la frustración ni el miedo al fracaso.

En terapia recibimos a muchas personas que se sienten frustradas, tristes, angustiadas en sus vidas por no haber alcanzado todo aquello que suponen que deben alcanzar. Personas que no se sienten valoradas en sus logros, que hacen grandes actuaciones (llegando incluso a ser perjudiciales para su salud) para tratar de conseguir todo aquello que se han propuesto, para evitar el miedo al fracaso y la frustración. En definitiva, huir continuamente del tan temido mensaje “eres un perdedor, no eres suficiente”.
 
El miedo al fracaso no sólo está presente en el trabajo, siempre pensamos que es el tema principal cuando hablamos de ello, pero podemos tener miedo a fracasar en nuestras relaciones, ya sean de pareja o de amistad (miedo a fracasar como madre, padre, pareja, hijo…), en lo laboral, en no conseguir las metas que me he propuesto según la edad y el momento vital en el que me encuentro…

¿Cuáles son las consecuencias del miedo al fracaso?

 
Si que es cierto que en muchas ocasiones el miedo al fracaso puede ser un buen motor para conseguir aquello que deseamos, pero en tantas otras ocasiones se convierte en una fuente real de sufrimiento, nos aleja de la realidad de la vida.

Los síntomas más comunes son:  

El exceso de exigencia para con nosotros mismos y con los demás.

Altos niveles de estrés y ansiedad.

Desinterés y descuido de otras áreas importantes de nuestra vida.

Puede llegar a paralizarnos, nublarnos y distorsionarnos no siendo capaces de ver todo aquello que podemos lograr y conseguir, olvidando nuestro potencial.

Cuando aparece nos manda mensajes tipo: “ni se te ocurra intentarlo, no lo vas a conseguir”, “vas a hacer el ridículo”, “tú no sirves para esto, los demás son los mejores”, “se van a reír de ti”, “vas a ser un fracaso, una estafa” y por consiguiente nos ponemos en modo avestruz y nos escodemos todo lo que podemos.

personas con miedo al fracasopersonas con miedo al fracaso

El miedo al fracaso nos lleva a la autocrítica, al autosabotaje. Tengo tanto miedo a hacerlo mal, a fracasar, a equivocarme que antes de que pase me machaco yo (profecía autocumplida).

Se trata de un gran juez interno que lo único que hace es limitarnos y ahogarnos ante nuestras metas y objetivos. Nos vuelve inseguros e incapaces.

 

¿Cómo se desarrolla este miedo en nosotros?


Como en la mayor parte de nuestros artículos, volvemos a hacer hincapié en lo importante de nuestras experiencias tempranas, tanto en la infancia como en la adolescencia.

Cuando somos niños, necesitamos espacio para desarrollarnos, poder explorar, poder equivocarnos sin temor a ser castigados, ser capaces de intentarlo, de volver a empezar y de aprender de nuestros errores.

Una de las causas, como ya hemos indicado al inicio del artículo, es nuestro contexto sociocultural. El modelo educativo en el que hemos crecido es determinante, exceso de exámenes, pruebas… Cada vez son más comunes las pruebas tempranas a los alumnos, donde se mide la inteligencia sólo por la nota que obtienes en una prueba, “tanto sacas, tanto vales”.  Un entorno de gran presión y competitividad puede favorecer este miedo.
 
Y si además nuestros padres o figuras principales nos han exigido en exceso, no nos han permitido equivocarnos, cometer errores y hemos sido criticados por ello o sobreprotegidos, creceremos con la idea de “necesito evitar el error para sentirme válido, sentirme querido, sentirme que soy digno de…”.
 
El miedo al fracaso es un miedo muy profundo a ser rechazados, a no ser válidos.

¿Cómo superar el miedo al fracaso?

 
Partimos de la base de que para superarlo será necesario recorrer un camino donde poder ir descubriendo, identificando todas aquellas creencias con las que hemos crecido, esos mensajes exigentes y devaluadores, cuestionarlos y darles otro lugar. Además de dar la bienvenida a nuevas formas de afrontar los retos y las expectativas.

Aprender a valorar nuestras capacidades sin exigencia, pues ésta es un arma de doble filo.

Dejar de compararnos con los demás, si seguimos haciendo esto viviremos en una insatisfacción continua. Cuando nos comparamos con los demás nos alejamos de nuestros propios deseos y logros.

Es importante aprender a centrarnos en nosotros mismos, tratar de conectar con objetivos y expectativas reales que nos hagan sentir felices, tratar de salir de la carrera de fondo en la que llevamos inmersos todo este tiempo y centrarnos en lo que verdaderamente queremos construir para nuestra vida.

Aprender a vivir los errores como experiencias de crecimiento y no como algo digno de ser castigado. Si no nos equivocamos no aprenderemos y, por tanto, no creceremos.

Huir de los mensajes de aquellos que nos siguen criticando y exigiendo. Comprometernos y responsabilizarnos de nuestras metas de manera consciente.

No podemos ser seres “perfectos”, el éxito es una trampa, un monstruo grande que ahoga y que cada vez que lo miramos se hace más y más grande.

Aprender a recoger lo rico de las experiencias será lo que nos permita crecer.
 
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Autora: Cristina Pineda
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