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Nuevos hábitos para el año nuevo: objetivos a seguir

Año nuevo, hábitos nuevos

Por qué nos proponemos objetivos en los años nuevos

Como mucha gente, probablemente tú también te hagas varios propósitos al principio de cada año. Por eso te viene bien saber que, si de verdad deseas cumplir con ellos, es mejor empezar ahora, antes de que acabe diciembre, a reflexionar sobre algunos aspectos. Qué deseas, cuánto lo deseas, y cuánto estás dispuesto a invertir en conseguirlo, qué facilita y qué obstaculiza la consecución de tus objetivos, y algunas otras preguntas que puedes hacerte y contestarte con la máxima honestidad posible.

Como puede ser que te haya pillado en frío porque todavía no ha llegado enero, te propongo que empieces a calentar con una técnica que a mí me da muy buenos resultados: durante unos días puedes invertir tres minutos en volcar sobre un papel, sin ningún tipo de filtro, todo lo que se te ocurra que puede mejorar tu vida. Intenta hacerlo sin parar, sin pensar demasiado (esto es solo un calentamiento, una técnica para estimular tu creatividad y la producción de ideas), sin juzgar lo que escribes como brillante o absurdo.

Simplemente, escribe sin parar durante tres o cuatro minutos todo lo que se te ocurra, y repite este proceso varios días. Después, elige y traza un plan. Tienes todo diciembre para prepararte y triunfar en enero.

Para crear un hábito nuevo o para eliminar un hábito que consideras perjudicial o del que quieres desprenderte por cualquier otro motivo, no vale con desearlo, sino que es necesario primero desear la recompensa que producen, lo que en ocasiones no ocurre hasta un tiempo después de haberse instaurado la conducta que decidimos conscientemente que nos interesa establecer como un hábito.

La pescadilla que se muerde la cola… ¡sobre todo cuando elegimos mal la recompensa! O quizá sería mejor decir que elegimos mal los hábitos o que los elegimos por los motivos equivocados.

Lo primero que habría que tener en cuenta, por tanto, es que no todas las recompensas tienen el mismo poder; unas son más efectivas que otras. Las más estimulantes son aquellas que se producen junto con, gracias a, o a causa de la propia actividad que queremos transformar en hábito.

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Es decir, no es lo mismo salir a correr porque adelgaza o porque alguien nos ha prometido darnos 5 euros si lo hacemos que porque nos relaja o porque la sensación de esfuerzo nos produce placer. Sin embargo, tal como decía antes, es muy probable que el placer de esforzarnos o el efecto relajante de un rato de jogging se dejen sentir solo después de un tiempo realizándolo. Por ello, es conveniente reforzar la actividad antes de experimentar plenamente la recompensa comprendiendo algunas consideraciones y con algunos trucos:

Por ejemplo, es más fácil realizar una rutina cuando nos proponemos objetivos específicos, cuantificables y alcanzables/realistas, y cuando los asociamos a algún estímulo que me sirva como recordatorio.

Siguiendo con el ejemplo, no es igual proponerse “salir a correr cada día” que “correr 10 minutos cada dos días e ir aumentando un minuto progresivamente a partir de la segunda semana”. Igualmente, colocarme las zapatillas en la puerta los días que he decidido correr para encontrármelas al llegar del trabajo, aumenta las probabilidades de que pueda cumplir con mi objetivo de ese día y estar más cerca de apreciar en algún momento el beneficio que supone ejercitarme físicamente, que es el paso previo e imprescindible para desear la sensación de relajación y placer de manera constante, y anticiparla en mi mente nada más ver las zapatillas, o incluso sin verlas.

¿Cuánto tiempo es necesario para crear un nuevo hábito?

Ahora llega la pregunta del millón: ¿Cuánto tiempo es necesario para crear un nuevo hábito? A lo que a mí me gusta contestar siempre: ¡Ni idea! ¿Cuánto tiempo estás dispuesto tú a invertir en conseguir desear de verdad aquello que sabes que te conviene? ¿Realmente es tan importante si se trata de veintiún días o de treinta y seis? ¿Cincuenta días serían demasiados? ¿Renunciarías a todo si fueran setenta y dos? Entonces centrarte en los procesos con plena conciencia y olvidarte de los resultados puede ser el hábito que más te interese instaurar en tu vida. Piénsatelo. 

Te recomiendo que le eches un ojo a las entradas sobre mindfulness que encontrarás en este mismo blog.

Por último, recuerda: nadie ha conseguido comprar una casa ahorrando un céntimo al día. Cuanto más inviertes, más obtienes. Y aquí no hay truco. Felices fiestas.

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Autoras: Elsa Garcia
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