LA DIFICIL TAREA DE SER UNO MISMO

Cómo ser uno mismo sin morir en el intento

¿Qué es ser uno mismo?

 
¿Tienes la sensación de no conocerte o no poder ser como realmente eres? La sociedad, las normas familiares, los amigos o el trabajo son factores que nos limitan y moldean, evitando que seamos nosotros mismos por adaptarnos, por gustar y encajar. Este proceso empieza en la infancia y suele darse de las siguientes maneras:

  • Por una parte el niño o la niña necesitan limitar de sí mismo aquello que percibe que está mal, esto es, que ve que no es válido para los otros, conductas o formas de ser no toleradas por sus figuras de apego o por la sociedad. Cuando el niño va descubriendo que hay cosas en él que no son aceptadas o que “no deberían estar”, siente culpa, vergüenza e incluso, dependiendo de la reacción del otro, miedo. Una forma de escapar y protegerse de estas emociones es “crear capas” de defensas que protejan nuestro niño interior de ellas, de modo que vamos ocultando quiénes somos para no tener que defraudar, ser castigados, mirados de manera despectiva, etc.

  • Otra forma es “aprender” lo que gusta de nosotros a los demás, esto es: lo que los otros valoran de mí, lo que yo hago o tengo que hacer para que los otros me miren con amor y admiración. De forma que vamos reforzando esto, creando una polaridad en nuestra forma de ser mientras negamos otras partes (por ejemplo, las personas que siempre sonríen, las que tienen que ser buenas todo el tiempo, etc.)

De estas maneras vamos creando un “papel” o “falso yo” más válido y querido por las personas significativas: padres, amigos, jefes, etc. Esto nos sirve para adaptarnos a la infancia relegando quiénes somos realmente a un segundo plano y, además, suele no ser demasiado válido en la edad adulta, creando sufrimiento, miedo a la soledad, sensación de vacío, incapacidad para relacionarnos de manera sana, etc.
 

¿Hay solución? Sí, aquí os dejo unos consejos para descubrir y recuperar vuestra esencia:

  • Saber quién eres, quién aparentas ser y por qué: este es el trabajo más profundo y efectivo para conectar con nuestro yo verdadero. Es difícil hacerlo solos porque las “defensas” que hemos ido creando para adaptarnos y protegernos nos impedirán profundizar en nosotros mismos, de ahí que lo más adecuado sea acudir a una terapia. Las corrientes terapéuticas más que os recomiendo para este trabajo son, entre otras, la Terapia Gestalt, el Psicoanálisis (este es uno de los trabajos más profundos) y la Psicodinámica, la Terapia Humanista, la Arteterapia o cualquier forma de expresión artística enfocada a la terapia.

  • Descubre qué te hace sentir bien: Otra forma de ir conectando con nuestro verdadero yo es ver qué nos gusta hacer. A veces esto puede ser complicado, especialmente en los casos que estamos muy desconectados de nuestras necesidades. Sin embargo, una buena forma de empezar es:

    • Intenta recordar lo que te hacía “vibrar” cuando eras niña.
    • Explora qué cosas se te dan bien.
    • Potencia las actividades que te hacen perder la noción del tiempo.
    • Revisa las creencias y valores que no tienes claras o que te hacen sentir mal.
    • Cuestiona quién eres y porqué eres así
    • Imagina el futuro que deseas y conecta con qué emociones genera esta imaginación.
  • Las capas para protegernos: piensa en un problema o persona que te produzca inquietud o preocupación. Piensa cómo reacciones frente a ella o él. ¿Qué sueles sentir? ¿Qué haces para enfrentar el problema o para la emoción que te genera? ¿Qué piensas de ti mismo frente al problema y también frente a tu reacción? ¿Hay un patrón que se repita? De esta forma irás conociendo las capas que te protegen y aíslan de tu verdadero yo. Este trabajo es difícil de ejecutar, pero un primer acercamiento ayuda para poder pensar formas diferentes de actuar. Prueba estas formas alternativas y observa cómo te sientes con ellas. Recuerda: todo cambio parece difícil hasta que lo hacemos una primera vez.
  • Las máscaras de la sociedad: Imagina por un minuto: ¿Qué pasaría si no tuvieras que preocuparte por ganar dinero? ¿Y si no tuvieras que preocuparte de las cosas diarias como la limpieza, las relaciones, mantenerte sano, etc.? ¿Vestirías de la misma manera? ¿Hablarías de la misma forma? ¿Te seguirías relacionando con la misma gente? ¿En qué emplearías tu tiempo? Estas pequeñas cuestiones pueden darte pistas sobre qué máscaras usas para gustar, adaptarte a quiénes te rodean, etc. Y qué cosas necesitas cambiar en tu vida.
  • Olvídate de la perfección: Este es uno de los mayores retos para encontrarte a ti mismo. No eres perfecto, no vas a serlo y lo más importante, no pasa nada por no serlo. Ahora plantéate cuánta angustia te genera intentar controlar todo para que la gente no vea tus debilidades, cuánto piensas sobre ello, cuánto miedo te genera, cuánto tiempo te consume. Imagina cómo serías tú y tu vida si no tuvieras que ser perfecto.

  • La conexión con uno mismo: solemos estar tan atareados en “hacer” que nos olvidamos de “ser”. La soledad y el descanso no son malos, son nuestros aliados. Aunque el mindfulness es uno de los mejores caminos para saber quiénes somos y reconectarnos, también hay otras formas de saberlo: viajar, la naturaleza, permanecer en silencio o simplemente, escuchar esa voz interna que lleva gritando dentro de ti tanto tiempo pero que siempre acallas. ¿Qué pasaría si empezaras a escucharla?

  • El autocuidado: para saber quién eres hay que cuidarse y respetarse. Intenta cuidarte porque lo mereces y no para seguir los patrones de la sociedad ni los “deberías” de tu mente: “deberías comer mejor, hacer deporte…). Qué bonito tiene que ser cuidarte y ser tu propio amigo, poniendo límites a quienes no te hacen bien, en lugar de exigirte. Recuerda que para esto, primero tienes que saber muy bien qué necesitas.

 
Espero que estos consejos te ayuden a tu reconexión con tu esencia.

También puede interesarte conocer los 8 pasos que proponemos para ser más fuerte

SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, COMPÁRTELO EN TUS REDES SOCIALES
 

Autora: Sara Sarmiento
Compartidos
Compartir esto
icono whatsapp