El Trastorno Explosivo Intermitente: Síntomas y Tratamiento

El trastorno explosivo intermitente: cómo controlar la ira

 

Qué es el trastorno explosivo intermitente

Puede que te resulte familiar tener arranques de ira o que te cuesta controlar tus enfados que vives como una bomba que explota sin remedio. Esto puede ser un problema para ti, y sobre todo para las relaciones con los demás, que pueden alejarse o sentir miedo por esos ataques de ira.

La ira no es mala. Como cualquier otra emoción, tiene una utilidad. Todas las emociones nos permiten dar una respuesta adecuada a la situación. En este caso, el enfado permite atacar para defender los límites o la vulnerabilidad, por ejemplo es útil cuando nos están humillando o cuando quieren que hagamos algo que no queremos hacer.

Ese enfado, acompañado del sentimiento de injusticia, nos permite decir que no o defendernos de los ataques. Pero para algunas personas, la ira puede llegar a una intensidad muy fuerte que cuesta controlar lo que hacen y dicen, incurriendo en agresividad. La principal diferencia entre el enfado, ira y furia; y la agresividad es que mientras las primeras sólo las sentimos nosotros porque son emociones, la agresividad implica que esa emoción se actúa hacia fuera y contra algo, es decir, se ataca.

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Esto se relaciona con el trastorno explosivo intermitente donde no se trata sólo de tener mal genio, estar irritable o mal humorado todos los días, sino de tener ataques de agresividad explosivos y descontrolados, de manera intermitente. No son personas que se sienten frustradas y amargadas, sino personas que cuando se enfadan, no lo controlan y explotan, llegando a agredir física o verbalmente tanto objetos, como personas y animales.

Características del trastorno explosivo intermitente 

Nuestra personalidad tiene muchas características que nos hacen únicos. Dentro de todo ese conjunto, hay personas más irritables, impulsivas, dominantes, competitivas, agresivas, hostiles y duras. Estas son facetas propias de las personas con trastorno explosivo intermitente, que tienen arrebatos de agresividad, tanto verbales (insultos, peleas) como físicos.

Estos arrebatos se producen con frecuencia y pueden llegar incluso a destruir objetos o lesionar personas u animales. Además, estos arrebatos tienen una magnitud que no es coherente con la situación que lo pudo desencadenar, sino que la ira y agresividad es desproporcionada. Sería el caso por ejemplo de insultar a un amigo por haber llegado tarde a un plan. También son actos impulsivos, producidos porque la persona no sabe manejar su ira, no son premeditados. Y finalmente, tienen consecuencias para esa persona y para su entorno, por ejemplo el rechazo social, el aislamiento, o la pérdida de relaciones.

Las personas con trastorno explosivo intermitente no suelen reflexionar sobre lo que les ha disparado esa ira, y tampoco suelen gestionar el enfado que es muy intenso. Esto sucede así porque la parte que maneja las emociones en el cerebro, ante una emoción muy intensa, queda excesivamente activada y eso desconecta la parte racional del cerebro que se encarga de reflexionar sobre lo que se va a hacer y de parar antes de estallar.

Es importante que aprendas a manejar la ira, porque dejarla explotar tiene consecuencias para ti y para las personas que te rodean, que pueden alejarse de ti.

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¿qué puedo hacer para controlar mis explosiones de ira intermitente?

A veces has podido emplear el enfado para pedir cosas, o has atacado cuando te has sentido herido. A veces usamos el enfado para protegernos y defendernos, pero eso no suele permitir que nos den lo que realmente necesitamos.

Por ello, en terapia trabajamos juntos para identificar qué dispara ese enfado: por ejemplo, puede ser que si te has enfadado porque tu pareja haya llegado tarde, antes de la explosión, lo que estabas pensando era que no te demuestra que te quiere lo suficiente y eso te puede entristecer.

En ese sentido, el trabajo se centra en saber analizar nuestras emociones y diferenciarlas entre ellas para actuar de manera coherente a lo que necesitamos. Pues si te has enfadado porque en realidad estás pensando que tu pareja no te quiere lo suficiente, puede que necesites valoración, y expresando enfado de manera agresiva obtienes rechazo, que está lejos de la valoración. Por ello, cada emoción es bueno aprender a leerla.

Además, como parte fundamental del trabajo con el trastorno explosivo intermitente, en terapia se enseñan técnicas para el control de la ira, ya no sólo diferenciarla de otras emociones, sino también gestionarla. Entre estas técnicas, están:

Las técnicas de respiración y relajación, que te pueden permitir aprender a calmarte antes de explotar. En la medida en que puedas respirar antes de explotar, esa ira disminuye y así la parte racional del cerebro se activa para que puedas pensar qué decir antes de decirlo o hacerlo. Es decir, aprender a relajarse es muy útil para que te ayude a valorar la situación que te perturba antes de que explotes y eso tenga consecuencias.

Identificar el nivel de enfado y qué hacer si el enfado es bajo, medio o alto, con la técnica del semáforo. Según cada nivel, la gestión que puedes hacer de ese enfado será diferente. Por ejemplo, si es un enfado muy explosivo, entonces es bueno encontrar alternativas a explotar, como salir de la situación, lo que llamamos “tiempo fuera, tiempo dentro”. Esto te permite además que no te arrepientas después de lo que has dicho o hecho.

Asumir las consecuencias de los actos, pues cuando actuamos impulsivamente rara vez nos fijamos en estas consecuencias. Y esto no quiere decir que haya que culparse y castigarse, sino entender porqué se actúa así y porqué se llega a ese punto de explosión.

Para ello, suele ayudar un diario, porque es una forma de identificar lo que pasa por dentro sin que ello tenga consecuencias en las relaciones. Suele ayudar mucho a poner en palabras lo que sentimos, y tenerlo más claro. A muchas personas con problemas para controlar su ira, les ayuda tener un diario donde van anotando sus pensamientos y sentimientos. Entender el porqué de las cosas muchas veces nos ayuda a hacerlas de otra manera.

Estos son algunos consejos que damos para gestionar la ira, si notas tu o algún ser querido tiene problemas para controlar su ira y agrede con facilidad, puedes recurrir a la ayuda psicológica para gestionar este comportamiento que causa malestar.

 

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Autora: Candela Molina

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