Obesidad: descubre como las emociones interfieren en las dietas y la comida

Obesidad: Conoce cómo las emociones son importantes para engordar o mantenernos en forma

La obesidad es un exceso de peso que se debe a que las calorías ingeridas sobrepasan las gastadas. Las calorías que sobran entonces, se convierten en grasa. Cuando el peso ideal es un 20% superior se considera que la persona padece obesidad. Es un problema grave y afecta a toda la población. Es por ello que la organización Mundial de la Salud (OMS) la ha definido como la epidemia del siglo XXI.

La obesidad tiene un gran impacto sobre la calidad de vida de las personas. Cada vez hay más evidencias de su relación con enfermedades como:  enfermedades cardiovasculares, artrosis, cáncer de colon, etc. Además de su relación con diversidad de enfermedades, la obesidad conduce a problemas psicológicos y sociales muy graves, que afectan a todas las edades.

Algunos estudios evidencian que hay 300 millones de personas en el mundo que padecen obesidad. La nueva epidemia se extiende con rapidez a todos los países del mundo, incluidos los desarrollados. La principal dificultad para combatir la obesidad es que se está atajando de forma errónea. Diariamente recibimos cientos de dietas mágicas y trucos que nos dicen como perder peso. Todos sabemos que haciendo deporte y comiendo menos podemos estar más delgados, pero ¿quién nos enseña cómo sacar fuerzas para hacer ejercicio o como controlar la ansiedad cuando hacemos dieta? 

Realizar una dieta baja en calorías o incrementar el ejercicio físico no es fácil, para ello debes contar con un estado emocional sano, ser consciente de la procedencia de tu ansiedad y ser capaz de controlar las emociones.

Entre los motivos por lo que ingerimos más alimentos de los que necesitamos está el estado de ánimo. Por ejemplo, cuando nos sentimos tristes, enfadados o aburridos combatimos estas emociones con comida.
Para combatir la obesidad es importante conocer qué nos origina la necesidad de ingerir más alimentos; conocer y utilizar estrategias para el control de la ansiedad; y estar motivados para realizar ejercicio, solo así podremos combatir la obesidad.

Una de las principales consecuencias de la ansiedad es la baja autoestima.  Por lo que para combatir la obesidad deberemos de empezar por mejorar nuestra autoestima y a partir de ahí la dieta y el ejercicio saldrán solos, sin forzar.
 

Si tienes problemas para realizar una dieta o llevar una rutina de ejercicios un profesional te puede ayudar a tener ciertas estrategias de control, encontrar la motivación y conseguir tus objetivos.

Estrategias para ayudarte a hacer frente a la obesidad

A continuación, citamos algunas estrategias que te pueden ayudar a combatir la obesidad:
 

  • Ser consciente de los distintos estímulos que nos hacen comer y conocer que factores dificultan nuestro control. Por ejemplo, anotar lo que comemos y lo que sentimos antes y después de ingerir un alimento. 
  • Cambiar los pensamientos irracionales por pensamientos más racionales. Por ejemplo, cambiar los deberías y los tengo que, por me gustaría y preferiría.
  • Cambiar los pensamientos negativos por pensamientos positivos.  Por ejemplo, es mi genética, no puedo hacer nada para estar más delgado/a por puedo estar más delgado/delgada.
  • Trabajar el autocontrol. Por ejemplo, antes de llevarse algo a la boca, cuestionarse por qué se ingiere ese alimento, si realmente tienes hambre o lo que sientes es otra cosa. ¿qué hambre hay detrás del hambre? Esta pregunta se puede hacer antes de entrar en la cocina, antes de abrir la nevera y justo antes de coger la comida.
  • Sustituir los hábitos insanos por otros más saludables. Por ejemplo, no comer delante de la televisión, del ordenador o leyendo, ya que la cantidad de ingesta será más grande.
  • Mejorar la autoestima. Por ejemplo, cada mañana cuando te levantes mírate en el espejo, date un abrazo y dite a ti mismo/a cuanto te quieres.
  • Hacer un seguimiento de las metas que te has planteado. Por ejemplo, escribir en un papel los kilos que se van perdiendo o las veces que has salido a correr durante la semana. Colocar el papel en un sitio visible.
  • Trabajar la motivación con reforzamiento positivo. Por ejemplo, búscate un aliado que te recuerde con elogios y frases lo bien que lo estás haciendo.
  • Realizar actividades agradables. Sustituir la acción de comer por actividades placenteras. Por ejemplo, hacer una manualidad, leer un libro, regar las plantas, darte un baño largo, echarte crema en todo el cuerpo, bailar, etc.
  • Informarse sobre los distintos trastornos alimentarios, conocer las consecuencias y hablar del tema. Por ejemplo, el trastorno por atracón. 
  • Conócete a ti mismo/a, conoce tus emociones y aprende a entenderte. Por ejemplo, si estás enfadado siente en que parte de tu cuerpo sientes el enfado y habla con tu enfado.
  • Evita tentar tus sentidos, mímalos y no les hagas sufrir. Por ejemplo, si tienes debilidad por el chocolate no tengas chocolate en casa.

Está demostrado que los tratamientos que sólo intervienen en la educación nutricional no son tan efectivos como los que se complementan con una intervención psicológica.  Si no puedes tú solo pide ayuda, nosotros te ayudamos a cumplir tus metas y te acompañamos en el proceso.

Bibliografía.

Alvarado, A., Guzmán, E., y González, T., (2015) Obesidad: ¿baja autoestima? Intervención psicológica en pacientes con obesidad. Enseñanza e investigación en psicología Universidad Veracruzana. https://psicopedia.org/wp-content/uploads/2013/09/Tratamiento-Obesidad-y-Autoestima.pdf
Aranceta J., Serra, L., Foz, M., Moreno, E., (2005), Prevalencia de obesidad en España. ScienceDirect  https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0025775305720789
 

AUTORA REBECA CARRASCO
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