Lidiar con la incertidumbre : ¿como nos afecta psicológicamente la pandemia?

Lidiar con la incertidumbre: Tolerar la incertidumbre ¿Cómo conseguirlo?

Si la vida en sí misma ya nos enfrenta con una cuota considerable de incertidumbre, la pandemia por coronavirus eleva esta cuota a una potencia para muchos difícil de manejar. De por sí, el terreno de la incertidumbre, aunque sea mínima, nos resulta menos cómodo que el de lo predecible. En momentos de alarma social, de crisis económica, de inseguridad física, el miedo se puede disparar. Al menos esto es lo que estamos observando en las consultas de psicología tras el confinamiento, en la llamada nueva normalidad que tantas dudas genera, que por nueva tan desconocida nos resulta, y por tanto, tan angustiosa se presenta a veces.

La vida es en sí misma incertidumbre, pero ahora más. Por eso quiero dedicar hoy unas líneas a perfilar ciertas pautas que espero que te sirvan de ayuda en momentos de angustia, o mejor, para que no llegues a angustiarte y puedas moverte cómodamente en el mar de dudas en que a todos nos sumergen la experiencia que vivimos recientemente, la que seguimos viviendo hoy, y la que no sabemos cómo viviremos mañana.

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Consejos para lidiar con la incertudumbre ante el futuro

En primer lugar, despierta tu conciencia y abre tu corazón a los sentimientos que te genera la incertidumbre. Que te resulte molesto justifica que quieras deshacerte de él cuanto antes, pero esto no garantiza que puedas hacerlo. Muy al contrario, tratar de hacer oídos sordos, censurarte por sentir como sientes, tratar de sentir de un modo diferente, solo hará que a la incertidumbre se le añadan los penosos sentimientos que derivan de los juicios de ser inadecuados, estar haciéndolo mal, ser débiles, etc.

Por el contrario, comprende que la soledad vivida, las pérdidas de trabajo y de seres queridos, las restricciones en el movimiento, la falta de actividad física, de aire y de sol, han pasado una factura emocional que debe saldarse poco a poco. Date tiempo, es normal estar a flor de piel en estos momentos, y date permiso para sentir del modo como lo estés haciendo.

  • Infórmate: conoce que los seres humanos, igual que otros animales, estamos programados para responder ante la ambigüedad con alarma, y que esta alarma nos prepara fisiológicamente para responder lo mejor posible ante el peligro. Nuevamente, comprende en lugar de juzgar para obrar en consecuencia con lo que necesitas.
  • Necesitas calcular probabilidades de que algo suceda o no para ponerte en marcha, no necesitas imaginar el peor escenario posible.
  • Necesitas centrarte en lo que sí puedes hacer, en las opciones que sí tienes, aunque sean poca, aunque parezcan insuficientes. No necesitas volver una y otra vez sobre los impedimentos, las limitaciones o la falta de recursos.
  • Necesitas concretar acciones: pequeñas, sencillas. No necesitas perderte en abstracciones. Por ejemplo, necesitas concretar a qué empresas mandarás tu C.V. en los próximos días, qué días lo harás exactamente y, si puede ser, incluso a qué horas te dedicarás a esta tarea. No necesitas teorizar acerca de lo injusta que es la vida y el mercado laboral y cómo las estructuras macroeconómicas condicionan el destino de la gente. Pero…
  • Asume que ningún plan es perfecto, que no puedes calcularlo todo, que hay aspectos que escaparán de tu planificación. Un mapa no es el terreno. Se flexible, acepta que puede haber imprevistos y que son parte del camino. Y, una vez más, otro “pero”…
  • Pero mantén la perspectiva sobre la fina línea que separa aceptar lo imprevisible (alguna urgencia que atender que me impide seguir mi plan punto por punto) y la indolencia, la condescendencia, la negligencia. Seguramente volvamos a entrar en pánico cuando la pereza pase, nos lamentaremos del tiempo perdido y todo vuelva a resultar demasiado grande para abordarlo de golpe.
  • Por último, si esto pasa, recuerda las primeras consignas que te di y acepta el sentimiento. Necesitas volver a empezar, no necesitas castigarte.
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