EL CRÍTICO INTERNO

LA AUTOCRÍTICA:

La vida difícil con un crítico interno

 Qué es la autocrítica

Todas las personas tenemos un crítico interno, que nos compara con otros e infravalora, castiga posibles errores, o señala fracasos olvidándose de los logros. Hasta cierto punto puede ser útil reflexionar sobre nuestros actos en la medida en que ésto pueda proporcionarnos mayor bienestar y aprendizaje. Pero esta crítica se hace más punzante en momentos de dolor emocional, ante las situaciones que nos cuesta manejar. Un crítico interno se hace patológico cuando lastima el sentimiento de que somos valiosos, cuando juzga sin procurar dar valor a entender porqué y para qué hacemos lo que hacemos, y nos debilita.  

En aquellos momentos de dolor emocional, la crítica nos puede o bien asustar anticipando peligros, o bien exigir, descalificar, o tratar de cortar emociones. Y por irracional que parezca, el problema es que en ocasiones estamos tan acostumbrados a escuchar estos pensamientos, que nos los creemos. Es decir, podemos estar tan acostumbrados a escuchar “no valgo para nada”, que nos parece igual de verdadero pensar ésto a pensar que tenemos los ojos azules.  

De hecho, la mayoría de personas que llegan a consulta con una fuerte auto-crítica, están tan acostumbradas a hacerla caso que no saben ni en qué situaciones concretas se critican ni cómo están haciendo para criticarse.  

En terapia, es importante que la persona se dé cuenta de cómo se está tratando a sí misma, para ganar control sobre el malestar que se está generando. Poder cazar este auto-sabotaje es importante para mitigar sus efectos, y también para poder acceder a las necesidades y deseos que la crítica impide alcanzar. Cada uno de estos tipos de crítico interno son maneras de afrontar sentimientos de tristeza, vergüenza, inseguridad, ansiedad, rechazo, o insuficiencia.

Un tema relacionado con el crítico interno es el autosabotaje

Distintas formas del crítico interno

Resulta paradójico, pero hacerse algo a uno mismo antes de que otro nos lo cause puede darnos cierto control y seguridad, aunque nos dañe. De igual manera, nos permite sentirnos un poco menos ansiosos adelantándonos al futuro. Vamos a describir alguno de los críticos más frecuentes:  

  • El crítico asustadizo: cuando la crítica nos asusta o nos mete miedo con lo que podría pasar (“¿y si no le gusto?”, “¿y si me pongo nerviosa?”, “¿y si no me sale bien?”), lo que solemos sentir es miedo y ansiedad. A partir de ese sentimiento, si la crítica es fuerte, solemos retirarnos, es decir, no actuar porque nos creemos la critica y creemos que efectivamente puede salir mal. Con ello, la ganancia es que efectivamente no ha salido mal porque directamente no hemos dado la oportunidad a intentarlo. Ésto es lo que mantiene esta crítica, que en el fondo nos da ciertas ganancias porque aunque genera malestar, nos protege del rechazo de los otros, o del fracaso. El problema a largo plazo es que nos estamos imaginando un futuro que va a salir mal, y al escapar de él perdemos la oportunidad para obtener logros, éxitos, o incluso para afrontar los fracasos de otra manera. De este modo, será difícil desde el miedo dar un paso en el presente hacia las cosas que nos proporcionan placer o que deseamos conseguir.  
  • El crítico perfeccionista: es una crítica exigente que nos dice lo que debemos hacer en el futuro, y fija estándares de perfección muy difíciles de alcanzar. Esto también tiene una ganancia: nos permite rendir y luchar por nuestras metas; pero a un precio muy caro. Como en el cuento del burro que lleva colgada delante de él una zanahoria, correremos cada vez más rápido para alcanzar la zanahoria y en ese proceso avanzaremos; pero nunca estaremos satisfechos porque no podremos alcanzar la zanahoria, como la perfección. En este caso, la crítica perfeccionista tiene el problema de que a largo plazo nos crea sentimientos de frustración, invalidez, cansancio, insatisfacción y nos dificulta encontrar en el presente lo que realmente deseamos y disfrutar de ello porque “nada es suficiente”.  
  •  El crítico culposo: también puede haber una crítica exigente con lo que no hicimos en el pasado, como sucede en los procesos depresivos, y genera culpa y sentimiento de poco valor personal y fracaso. Su ganancia es que puede hacernos llorar y eso alivia, pues hay una descarga de tensión que da unos instantes de relativa paz. Pero a largo plazo, disminuye el sentimiento de que somos personas valiosas y dificulta que podamos recordar nuestros éxitos y completar la imagen de quiénes somos y lo que hemos conseguido de una manera más realista.  
  • El crítico con las emociones: nos impide sentir: “no llores, se fuerte”, o “no tengas miedo”, o “no puedes enfadarte por esto, vaya tontería que te pongas así”. Este crítico corta el curso natural de las emociones, y las quita el valor y utilidad que tienen para nuestra vida social y desarrollo personal. En el fondo, tiene la ganancia de que así no experimenta sentirse vulnerable, para sí mismo o para otros; y que así no siente algo que le cuesta manejar. Pero a largo plazo, una persona que por ejemplo no se permite llorar, pondrá difícil a las personas cercanas que la apoyen cuando lo necesita y obtener el beneficio de que otros estén cerca y nos sintamos conectados y entendidos. También será difícil aceptar las pérdidas de personas y oportunidades de su vida. Por otro lado, una persona que no se permite tener miedo, tendrá dificultades para protegerse y puede ponerse en riesgo, viviendo situaciones que pueden pasar factura emocional. Finalmente, una persona que no se permite enfadarse, tendrá dificultades para poner límites a los demás en lo que no quiere hacer y puede ser pisoteada por otros. 

Con todo ello, no olvidemos que cuando nos criticamos, hay una parte de nosotros que está siendo criticada y que estamos minando. Por ello, si te has identificado con alguno de estos críticos internos, puedes realizar el ejercicio para cazar a la crítica preguntándote en qué situaciones te criticas. Aquí describimos algunas de las más frecuentes:  

  • Encuentro con personas extrañas 

  • Contacto con personas que te atraen 

  • Situaciones en que has cometido un error 

  • Situaciones en que te sientes criticado y a la defensiva 

  • Ante figuras de autoridad como jefes o profesores 

  • Situaciones en las que te sientes herido o rechazado 

  • Situaciones en las que podrías fracasar 

Cuando el crítico interno nos hace creer que no podemos ser queridos, lée este artículo

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Autora: Candela Molina

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