Qué es la Disociación Estructural de la Personalidad

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DISOCIACIÓN ESTRUCTURAL DE LA PERSONALIDAD

QUÉ ES LA DISOCIACIÓN ESTRUCTURAL DE LA PERSONALIDAD

“¿Qué es la disociación de la que tanto hablan los psicólogos?”. Definir la disociación puede convertirse en un tarea compleja, puesto que es un mecanismo de defensa que se utiliza en determinadas ocasiones, que mencionaré más adelante, y su aparición conlleva consecuencias en la estructura de nuestra personalidad. Todo aquello que provoque la desestructura de la mente se convierte en algo complejo.

Onno Van der Hart, Kathy Steele y Ellert R. S. Nijenhuis definen la disociación como “la división de la personalidad o de la conciencia” y según la Sociedad Internacional para el Estudio del Trauma y la Disociación (ISSTD) es “la desconexión o falta de conexión entre elementos que habitualmente están asociados entre sí”.

Partiendo de esta base, creo que podríamos empezar por definir qué entendemos por personalidad. De este concepto hablamos mucho y en ocasiones de forma equivocada, por ejemplo al decir: “esa persona tiene mucha personalidad”, caemos en el mito erróneo de pensar que la personalidad se puede cuantificar y que cuanto más mostremos nuestras opiniones y más extrovertidos seamos, significará que tenemos una gran personalidad, menospreciando otros rasgos que son totalmente validos y buenos.

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La personalidad está formada por sistemas y cada sistema a su vez lo conforman un conjunto de elementos que están relacionados entre sí y que crean un todo. Cada elemento del sistema tiene que ver con los otros o con el propio sistema en sí mismo. Podríamos hablar de dos sistemas principales, y los que van a ser los personajes principales de este artículo.

Uno de los sistemas es aquel que se aproxima a aquellos estímulos que son atractivos para nosotros en la vida cotidiana (por ejemplo: hablar o caminar).

El otro sistema principal es el que se basa en la evitación o la huida de aquellos estímulos que son aversivos para nosotros.

Estos dos sistema principales, se consideran sistemas de acción (psicobiológicos), porque cada uno de ellos es propenso de forma innata a actuar de una manera determinada y así conseguir sus objetivos (conseguir algo atractivo que nos beneficia o evitar/huir de aquello que nos daña).

Dentro de estos sistemas de acción hay tendencias a la acción, algunas son propias del sistema pero a su vez hay otras que pueden coincidir en ambos sistemas, por ejemplo, hablar o comer (comer como necesidad biológica o por satisfacción como algo atractivo o comer como método de regulación emocional para evitar sentir emociones dolorosas).

Por lo tanto y recapitulando, los sistemas de acción son parte de nuestra personalidad y estos nosayudan a actuar, pensar, sentir y percibir de diferentes formas.

La primera categoría de los sistemas de acción es aquella que nos ayuda a adaptarnos a la vida cotidiana, la que busca esos estímulos atractivos de los que estábamos hablando y la segunda categoría es la encargada de defendernos frente a las amenazas y nos ayuda con la recuperación al haberlas vivido.

Todos utilizamos ambos sistemas en nuestro día a día y estamos preparados para ello, pero para lo que nuestra mente no está preparada es para activar los dos sistemas simultáneamente.

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¿Qué pasa cuando necesitamos activar ambos sistemas de acción a la vez? ¿y si encima hay que activarlos durante largos periodos de tiempo?. Aquí es cuando entra en juego la disociación, la división de la estructura de nuestra personalidad.

Onno Van der Hart, Kathy Steele y Ellert R. S. Nijenhuis, en su libro “El Yo Atormentado”, ponen un ejemplo que creo que nos puede servir para aclarar todo lo comentado hasta el momento: la antigua Miss América, Marilyn Van Derbur (2004), fue víctima de abusos sexuales en su infancia, y habla de su personalidad como algo dividido en dos partes, en “la niña de día”, aquella retraída, insensible (paralizada), despegada, con amnesia y centrada en sacarse sus estudios y tener un día a día lo más normal posible y “la niña de noche”, que soportaba los abusos sexuales y solo se concentraba en defenderse.

Pongamos en este ejemplo, una niña que intenta hacer su día a día con normalidad, estudiando, comiendo, hablando con gente, etc., pero a la vez tiene que soportar los abusos sexuales, teniendo que centrarse en defenderse, pero con esto también solemos cometer un error y es pensar que defenderse significa atacar o luchar.

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El sistema de defensa no funciona así, en determinadas ocasiones ante una amenaza nuestro sistema puede optar como primera opción por la lucha, pero en muchos otros casos toma como opción la huida, aunque también existen los casos donde ninguna de estas dos opciones son asumibles y no solemos tener en cuenta, como en el caso de esta niña, que no va a poder enfrentarse a un hombre adulto y tampoco puede huir, solo queda la última opción de defensa, congelarse y disociarse para sufrir lo menos posible o en el caso de una violación, la víctima no puede ni huir ni luchar, por lo que también se congela y disocia.

Por lo tanto, esta niña, no puede hacer su día a día con normalidad y activar el sistema de defensa a la vez, tiene que separarlos, porque ningún niño debería tener que enfrentarse a esta tesitura, por ello, aprende a disociarse, para que así, por lo menos, durante el día, pueda ser “la niña de día”. Esto es característico del trastorno de estrés postraumático complejo (TEPT-C) y puede aparecer en otros trastornos, como por ejemplo, en el trastorno límite de la personalidad (TLP).

Esta división de los sistemas de acción constituye la disociación estructural de la personalidad, es decir, aparece una falta de cohesión, coordinación e integración entre ambos sistemas que forman la base de la personalidad de la persona (¡acordaros!, el sistema de estímulos atractivos y el de evitación/huida de estímulos amenazantes). Para referirnos a este concepto, tenemos que hablar de las partes disociativas de la personalidad.

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LAS PARTES DISOCIATIVAS DE LA PERSONALIDAD

¿Qué son las partes disociativas de la personalidad?. Hablamos de dos partes, la primera sería la “Personalidad Aparentemente Normal (PAN)” y la segunda es la “Personalidad Emocional (PE)”.

La PAN, consiste en la parte de ti que busca seguir con su vida cotidiana de forma normal, dirigida por el sistema de acción que busca los estímulos atractivos, al mismo tiempo que evita los recuerdos traumáticos, puesto que si estamos continuamente acordándonos del hecho amenazante o reviviéndolo, es imposible hacer tu día a día con normalidad. Un ejemplo de la PAN sería buscar figuras que te dan cariño y con las que te sientas protegida, explorar, cuidados, etc..

Por otro lado, la PE es aquella parte fijada al momento de la traumatización, y que está asociada al sistema de evitación/huida de los estímulos amenazantes. Un ejemplo de la PE sería la hipervigilancia, huida, lucha, la defensa o la sexualidad.

Ambas son cerradas y rígidas la una respecto a la otra. Pero es importante remarcar que tanto en la PE como en la PAN, existen emociones. Incluso, hablaríamos de que una parte de nosotros es la que se va a sentir triste, culpable o avergonzada y esto aparecería en un sistema de acción determinado (dentro de una parte de la personalidad, PE o PAN) que se encargue de la regulación de nuestros vínculos y acciones sociales. Pero la disociación estructural abarca desde las divisiones más simples a las extremadamente complejas, por ello, hablamos de tres niveles.

Recapitulando, una persona que no ha sufrido ningún trauma, tiene la PE y la PAN juntas y asociadas. Los sistemas de acción no han requerido una separación, por lo que en el momento del trauma estas dos partes de la personalidad guiadas por los sistemas de acción base, se separan. Ahora voy a pasar a explicar cómo se separan.

 

LOS TRES TIPOS DE DISOCIACIÓN ESTRUCTURAL DE LA PERSONALIDAD

Disociación estructural de la personalidad

La disociación estructural de la personalidad primaria es la más sencilla y básica de la personalidad que surge a raíz de una experiencia traumática. La personalidad se divide entre una única PAN y una única PE. En este primer nivel de disociación la PAN tiene el papel principal, puesto que la PE no ha quedado del todo elaborada, es decir, prima nuestra vida diaria llevada a cabo con normalidad y a veces, aparecen recuerdos asociados al trauma. Aquí estaríamos hablando del trastorno de estrés postraumático simple (TEPT).

La disociación de la personalidad estructural secundaria es más compleja, hablamos de situaciones donde los acontecimientos traumáticos son más abrumadores y/o prolongados. En esta disociación la PE se divide en varias partes, pero se mantiene la PAN como única parte. La PE se divide, al no haber conseguido integrar las diversas formas de defensa (lucha, huida, parálisis o sumisión total).

Un ejemplo de esto sería una persona con TEPT complejo y TLP, que de pequeña sufrió maltrato y abandono emocional por parte de sus padres. Una parte de la PE se enfadaba mucho ante cualquier atisbo de rechazo por parte de otra persona, otra parte de la PE se paralizaba de terror y otra estaba constantemente alerta ante posibles peligros, pero también existía una cuarta parte que se encargaba de buscar a alguien que pudiese cuidarla.

 La PAN se mantenía unida y conseguía trabajar siempre y cuando la relación con los compañeros no fuera interpretada por la PE como amenazante.

Y por último la disociación estructural de la personalidad terciaria, la más grave de todas. Aparece cuando además de la división de la PE, también se da una división de la PAN y por lo tanto, es muy difícil llevar a cabo una vida “normal”, puesto que los aspectos de la vida cotidiana también han quedado muy asociados a experiencias traumáticas pasadas.

Estos son casos complejos, puesto que estamos hablando de muchas partes divididas entre ellas y que pueden llegar a tener un alto grado de elaboración y autonomía, por ejemplo, cada parte puede tener un nombre, edad, sexo, incluso preferencias diferentes. Esto es lo que llamamos, identidades diferentes que aparece reflejado como el trastorno de identidad disociativo. Aparece en la película “Múltiple”, aunque sin contar con esa parte a la que llaman bestia, que se aleja de la realidad.

Para terminar, la disociación estructural de la personalidad aparece durante el enfrentamiento a acontecimientos que son amenazantes y abrumadores. El maltrato, abuso sexual y la desatención infantil son factores de primer orden en el desarrollo de trastornos de origen traumático.

Además, la traumatización temprana en la infancia y la prolongación del hecho traumático también constituyen factores de riesgo. La disociación es un mecanismo de defensa que se utiliza para protegerse y poder llevar una vida cotidiana de la mejor manera posible ante esos acontecimientos traumatizantes que nadie tendría porque vivir, pero a veces puede resultar un poco incómoda, por eso, desde CEPSIM, te recomendamos que si te has visto reflejado en algo de este artículo o has vivido alguna experiencia de trauma, te pongas en contacto con un profesional de la salud mental para que te ayude, guie y acompañe en este proceso doloroso.

 

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Autora: Carolina Lejarraga Fernandez

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